II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
15
enero 22
Yo te destino a ser la luz de las naciones
Lectura del libro de
Isaías 49, 3-6
El Señor me dijo:
«Tú eres mi Servidor, Israel,
por ti Yo me glorificaré».
Pero yo dije: «En vano me fatigué,
para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza».
Sin embargo, mi derecho está junto al Señor
y mi retribución, junto a mi Dios.
Y ahora, habla el Señor,
el que me formó desde el vientre materno
para que Yo sea su Servidor,
para hacer que Jacob vuelva a Él
y se le reúna Israel.
Yo soy valioso a los ojos del Señor
y mi Dios ha sido mi fortaleza.
Él dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor
para restaurar a las tribus de Jacob
y hacer volver a los sobrevivientes de Israel;
Yo te destino a ser la luz de las naciones,
para que llegue mi salvación
hasta los confines de la tierra».
Palabra de Dios.
Salmo
SALMO
RESPONSORIAL
39, 2. 4ab. 7-10
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé confiadamente en el Señor:
Él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy». R.
«En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón». R.
Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
Tú lo sabes, Señor. R.
y del Señor Jesucristo
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Corinto
1, 1-3
Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de
Dios, y el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios que reside en
Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser
santos, junto con todos aquéllos que en cualquier parte invocan el nombre de
Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios,
nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
San Juan
1, 29-34
Juan Bautista vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero
de Dios, que quita el pecado del mundo. A Él me refería, cuando dije:
Después de mí viene un hombre que me precede,
porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que Él
fuera manifestado a Israel».
Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del
cielo en forma de paloma y permanecer sobre Él. Yo no lo conocía, pero el que
me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre el que veas descender
el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que bautiza en el Espíritu
Santo".
Yo lo he visto y doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios».
Palabra del
Señor.
Oremos por tanto hermanos que sufren y necesitan la compañía y
consuelo de Dios, para que siempre experimenten su auxilio y amor, por medio de
sus hermanos, y de todos aquellos que pueden ayudar en sus necesidades.
Roguemos al Señor.